La leyenda se hizo muy conocida por los vecinos del barrio. La presencia del lugar realmente llama mucho la atención y genera la atención a cualquier persona que visite la zona. Además, los vecinos son muy gustosos de repetir una y mil veces la historia que sucedió en el lugar cuando ven a un desconocido mirando la casa con asombro.
El castillo es conocido como Palacio de los Bichos ya que en su origen la construcción se encontraba ornamentada por unas gárgolas con formas de animales y bichos. Para saber la historia nos tenemos que remontar a finales del siglo XIX.


En esa época, un hombre italiano muy rico, junto con su esposa decide embarcarse y venir a America. Ellos provenían de Salerno y su nombre era Rafael Giordano y Vittoria D’Olvilli. En este viaje trajeron a su hija Lucía. Cuando llegaron, decidieron instalarse en una zona que se llamaba (y se llama) Villa del Parque.
Desde este lugar, el italiano empezó a hacer negocios y así incrementar aún más la fortuna. Así se hizo conocido en las altas clases porteñas. El hombre entabló amistad con el conde Antonio Devoto. Lucía creció y empezó una carrera universitaria de medicina. Después de varios años de estudio, ella notó que lo que en realidad le gustaba era la música. El padre no estaba muy conforme con la decisión, pero su esposa lo convenció.
Lucía decidió empezar a estudiar en el conservatorio de música. Fue una alumna muy destacada en piano y quienes la conocían dicen que tocaba con muy buen gusto y pasión. En ese momento, conoció a un joven que estudiaba violín. Él seria el amor de su vida y el protagonista de la tragedia. El nombre de él era Ángel Lemos y vivía en san Telmo.
Ambas familias aprobaron la relación y entre ellas se estableció un vínculo fuerte y muy grato. Lucía era hija única, Ángel tenía seis hermanos más. En el año 1911 decidieron casarse. Como regalo, el padre le mandó a construir una mansión muy cerca de la suya y festejar la boda en la misma casona.
La fiesta fue en abril cuando el clima era muy agradable. La celebración transcurrió con normalidad y alegría. La fiesta finalizó a las cinco de la mañana. El automóvil que los iba a llevar al centro los esperaba en las vías del tren que quedaban a escasos minutos de la misión.
Según cuenta la historia, el chófer que los iba a llevar esperaba al otro lado de las vías y ellos saludando a los invitados no llegaron a ver el tren de carga que se aproximaba. El mismo no estaba muy iluminado, por eso ellos no pudieron verlo. Lamentablemente los atropelló a ambos.
El día más feliz de sus vidas se había convertido en el más trágico. Giordano decidió volver a su Salerno natal para no regresar más. Llevó el cuerpo de su hija y de su yerno con él. La mansión había quedado tapiada, pero misteriosamente algunos vecinos se quejaban de la fuerte música que salía del interior de la misma. Lo extraño era que nunca había nadie en su interior por más que aseguraron que veían bailar a gente dentro de la vivienda.
En la actualidad se sacaron las gárgolas y el edificio fue remodelado y se pueden ver viviendas particulares. El sitio cuenta con un importante spa en su planta baja.
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