Después de muchas idas y vueltas, los artesanos podían vender sus mercaderías en Plaza Francia, Belgrano, y Plaza Lezana. Además, se agregaron otras alternativas para que puedan comercializar, como el Parque Centenario, Plaza Housay (de lunes a viernes), Vuelta de Rocha (los días sábados, domingos, feriados). Se abrieron también el Parque Chacabuco, Plaza Guemes, pero, en estos lugares no tuvieron mucho éxito y los artesanos prefirieron distribuirse en otras plazas.
A comienzos de la década del 90 los funcionarios municipales parecían encontrarse muy molestos con su presencia, por esa razón decidieron intervenir de forma muy violenta a la Plaza Francia.
En este contexto, un grupo de artesanos se unieron para resistir, logrando redactar, concensuar y juntar firmas para que se creara una ley donde ellos pudieran respaldarse. La ordenanza 46075, que actualmente se encuentra vigente, se ha declarado de interés municipal, y fue votada y aprobada por una unanimidad en todo el parlamento sin importar las ideologías políticas, un hecho que no es poca cosa.
A través de su historia, los artesanos fueron excluidos de diferentes sitios de trabajo, pero después de casi 40 décadas saben que todo su esfuerzo no ha sido en vano y que a pesar de tropezar varias veces, nunca bajaron los brazos. Por eso, en la actualidad vale la pena acudir, si es posible, algún fin de semana a Plaza Francia, y así conocer sus objetos, la mayoría de los cuales de una calidad increíble.
Dentro de la feria se pueden encontrar distintas cosas creadas con los más variados elementos, entre ellos madera, metal, piedras, tela, cuero, vidrio. Es muy interesante verlos trabajar a medida que van vendiendo sus artesanías. Cuentan con una habilidad que es asombrosa y que vale la pena conocer.
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