La construcción del teatro empezó en 1918 en la esquina de Córdoba y Libertad. En alguna medida la obra estuvo apadrinada por el rey Alfonso XIII, quien mediante lo comentado por los artistas estaba entusiasmado de poder crear un lugar para el arte y el idioma castellano, por esta razón ordeno que diferentes embarcaciones arribaran a la ciudad trayendo todo lo necesario para la construcción.
Se trajeron los azulejos y damascos de Valencia; las locetas rojas de Tarragona; las puertas de los palcos de Ronda; las butacas, rejas y herrajes de Sevilla; los cortinados de Madrid. Del diseño del teatro se ocupó Aranda y Repetto, quienes le brindaron a la fachada del teatro el mismo aspecto que la Universidad de Alcalá de Henares, con un marcado estilo renacentista y columnas platerescas.
El edificio perteneció a esta pareja hasta que en el año 1926 tuvieron que subastarlo públicamente por graves problemas económicos originados por el alto costo de mantenimiento. En ese entonces el Teatro pasó a convertirse en un patrimonio nacional.
En el año 1933 se sancionó la ley del Teatro Nacional de la Comedia y se destinó para que pudiera funcionar el Teatro Cervantes. En ese entonces Antonio Cunill pasó a ser directos de la organización, un hecho muy importante por el trabajo importante que este hombre llevaría a cabo.
Estos fueron los orígenes de este magnifico teatro, en un próximo artículo te seguiremos contando más acerca de su historia.
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