Las casas en las que vivían las familias acomodadas contaban con un salón principal, en donde los muebles eran macizos, en ocasiones dorados, espejos y alfombras de alta calidad. Las arañas que se usaban para iluminar el ambiente se alimentaban de bujías. Sus fanales de cristales y sus caireles eran muy bonitos y trabajados.
Los techos de estas casas eran construídos con madera blanca. Normalmente se la podía ver en ambientes como el comedor y los dormitorios. En estos últimos, las camas se colocaban en medio y algunas de ellas estaban cubiertas por telas que se unían en el techo.


Los pisos de las casas más importantes de la Ciudad de Buenos Aires, en la época de la colonización, eran de ladrillo. Las chimeneas no se usaban demasiado y eran reemplazadas por grandes copones de bronce donde se colocaba carbón de leña. La decoración en general era sólida pero sencilla. Los estilos que inspiraban a nuestros constructores eran los franceses o ingleses.
Las iglesias eran sitios donde se reunían muchos miembros de la sociedad. En la época de la colonización existía un alto grado de religiosidad. Por las noches se podían escuchar las campanas y las multitudes acudían a misa. Las clases bajas iban temprano y las señoras de alta sociedad iban a misa de 12 con sus grandes mantos negros, importantes crucifijos y rosarios.
En esa época existían diferentes fiestas religiosas. Una de las más importantes es la de San Martín de Tours, Patrono de la Ciudad, su fiesta tenía lugar el 11 de noviembre. Otra importante fiesta es la de Santa Clara, la segunda Patrona de Buenos Aires. Esta última tenía lugar en la iglesia de San Juan. La fiesta se llevaba adelante con gran pompa. Dentro de las celebraciones se destacaban especialmente las celebraciones de Semana Santa.
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